jueves, 20 de mayo de 2010

Amigos y descanso


Este fin de semana me fui con mi novio a Mar del Plata, en plan de visitar a una amiga y a su esposo.
Hacía 8 años que no visitaba la ciudad Feliz, y ahí es cuando uno se pone a pensar como pasó tanto tiempo, o que pasó en este tiempo que tardé tanto en venir.
No fue un fin de semana meramente turístico, sino que la idea era pasar un lindo momento con mi amiga, y comer, comer y comer, porque eso es lo que se hace cuando uno se va a descansar a algún lado, no?
Luego de ver que el viaje fue sumamente rápido, ahora vivo cerca de La Plata, y no tenemos que pasar por la Capital, uno se pregunta porqué no vinimos antes, no? Porqué la postergación de lo importante por lo que se cree urgente.
Siempre había otras cosas que hacer y no podía ir a visitar a mi amiga, sí, sí, está bien, en el medio de todo esto nos construimos una casa, nos mudamos, nos acomodamos y acá estamos. Yo creo que esto pasa porque complicamos lo que puede ser una decisión más sencilla y los peros comienzan a estar a la orden del día para decidir hacer algo que nos va a hacer bien, porque siempre un encuentro con un amigo/a hace bien.
En este momento de introspectiva visualización, decidí hacer lo que me hace bien, y definitivamente ahí entran las actividades con los amigos.
Pero lo más lindo de todo esto es la posibilidad de reirnos, porque este fin de semana tuvimos mucho de eso, risa, risa y más risa. Además de lindas confrontaciones, cambios de opiniones, charlas triviales, cerveza, pescado, asado y una mirada al mar.
Así que espero pronto volver y seguir cultivando eso que es importante, la amistad.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Empezando a leer


Cuando a los diez años leí mi primer libro, sabía que algo nuevo se iniciaba y así fue que Louisa May Alcott y sus Mujercitas de la colección Billiken dejaron una impronta que nadie borrará de mi vida.
Es que en ese momento descubrí pasión por la lectura y mucha pero mucha emoción, esa que uno siente cuando un libro te devora y no ves la hora de terminarlo y a la vez sentís que querés disfrutarlo de a poco para que no se termine.
A partir de ese momento comenzé a leer todo lo que se me cruzaba en el camino, porque no siempre me podía o me podían comprar un libro, así fue que leí las novelas de Corín Tellado (con títulos tales como “Te amaré en silencio”) o novelas que habían pertenecido a mi abuela Luisa, que encontré en la biblioteca de mis padres. Esos eran libros que ella y sus hermanas leían, libros de tapa dura, de los cuales recuerdo títulos como “Amor en Valladolid”, y eso me llevó a realizar mi primera gran investigación, ver donde quedaba “Valladolid” en el mapa y comenzar a investigar algo de esa ciudad, al día de hoy sigo realizando esas averiguaciones cuando encaro la lectura de algún libro que así lo exige.
En el medio de todo eso estaba el diccionario, si a los treinta y cuatro años, tengo que buscar un montón de palabras de las que no sé exactamente su significado, imagínense a los diez.
Tal vez en la época actual fuera definida como una pre-adolescente “friki”, pero yo sólo sabía que eso era lo que quería hacer, leer y leer.
A Mujercitas, le siguió “Las Mujercitas se casan”, “Hombrecitos” y “Los Hombrecitos de Jo”, debo alcarar que así estaban divididos en la colección Billiken. “Papaito piernas largas” de Jo Webster, su continuación “Mi querido Enermigo”, otros más de Louisa May Alcott, “Una Chica a la antigua”, “Una chica a la antigua se enamora”, “Ocho Primos”, “Jack y Jill” y “Bajo las lilas”, “Violeta” de Whitfield Cook, “La vuelta al mundo en ochenta días” de Julio Verne, “Historia de dos ciudades” de Charles Dickens, Jane Eyre de Charlotte Brontë, y Orgullo y Prejuicio de Jane Austen.
Luego de tanta lectura, quise saber un poco más de Louisa May Alcott, y me enteré que Mujercitas fue un relato semiautobiográfico de su niñez, que gozó de una educación especial que estuvo en manos de su padre “Amos Bronson Alcott”, quien fue en su época un pedagogo muy importante con ideas revolucionarias, que su hija tomó para volcar en sus libros. Fue enfermera en el Hospital de la Unión, y luego contrajo fiebres tifoideas, quedando su salud quedó muy debilitada. Falleció el 6 de marzo e 1888 a los 55 años de edad.
A veces pienso, si cuando era chica hubiese tenido Internet. Que complemento le habría agregado a mis investigaciones paralelas!.
Ese fue mi inicio en la lectura, tal vez el de muchas chicas haya sido similar al mío, tal vez muchas hayan comenzado a construir “sus castillos en el aire” como lo hice yo a los diez años, tal vez Louisa Alcott, jamás pensó que llegaría a tanto, pero estoy segura que lo que pensó fue transmitir su amor incondicional por la literatura y educación y definitivamente en mí lo logró.